“Quien sabe no habla. Quien habla no sabe. El sabio cierra la boca y los ojos, se tiende para pensar activamente, abre el corazón y reúne todas las luces interiores, mezclándose al exterior vulgar. Piensa siempre profundamente, no se acuerda de amigos ni de enemigos; desdeña a la vez beneficios y pérdidas, honores e infortunios. Su ejemplo es beneficioso para todos los hombres”.
Lao Tse
“Necesitamos abrirnos para que la luz de la conciencia penetre en las tinieblas espantosas del mí mismo, del sí mismo”.
Samael Aun Weor
ADVERTENCIA
Creemos que por el simple deseo de querer conocer la “ciencia secreta” podemos penetrarla, y cuando se cruza en nuestro camino una terrible advertencia de no continuar nuestros pasos hasta no reunir ciertas condiciones de la ética, entonces nuestro amor propio se siente mortalmente herido, menospreciado, pues creemos estar en nuestro perfecto derecho como investigadores, pero no siempre “querer” es “poder”.
Por ejemplo, leamos el siguiente fragmento:
«Simples curiosos y vosotros, los que vais en pos del poder brutal y de la dominación; los que buscáis en estos estudios iniciáticos el medio de saciar vuestras pasiones, odios, amores, ambiciones y resentimientos; los que buscáis la ganancia material, desgraciados que habéis sufrido sin saber perdonar; este libro (esta sabiduría) no es para vosotros».
Y la razón de ser de esta advertencia salta a la vista: jamás deberíamos ignorar que la “ciencia secreta” es la misma con la que se creó y se sigue creando la vida; que poner esta sabiduría en manos de aquél que aún no se ha negado a sí mismo, es tanto como permitir que el egoísmo separatista, causa de tanta ignorancia y sufrimiento, se haga ley en toda la naturaleza.
Por ello el deber de los santos guardianes o “iniciados” de la gran ciencia ha sido siempre resguardarla de los curiosos y ambiciosos, cuya única intención es la de la ganancia material o la de un poder dominador.
Por el contrario:
«Tú que has sufrido intensamente y a quien el dolor ha revelado la palabra del gran enigma que conduce al umbral del camino verdadero; tú que quieres evadirte de la tormenta y devolver bien por mal; tú que sinceramente deseas que los demás participen de la paz divina que el sufrimiento ha hecho nacer en tu corazón... es para ti (la ciencia esotérica)».
«No siendo así, tu día no ha llegado todavía...»